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Propuestas monumentales

EL CASTILLO

Situado en la parte más alta de la ciudad, se asienta sobre una primitiva fortificación celtibérica, que luego fue romana y más tarde torre de vigía visigoda y alcazaba islámica. Tras la reconquista de Sigüenza en 1124 pasó a ser propiedad de los obispos seguntinos, señores de la ciudad. Su entrada principal torreada fue alzada a principios del siglo XIV, en época del obispo Simón Girón de Cisneros. Años después vivió confinada en él doña Blanca de Borbón, esposa del rey de Castilla Pedro I el Cruel. El Cardenal Mendoza lo convirtió interiormente en un verdadero palacio y lo protegió externamente con una barbacana. Hasta fines del XVIII siguió siendo la residencia de los obispos seguntinos. Ya en el siglo XIX sufrió graves deterioros en la Guerra de Independencia y en las Guerras Carlistas. Más tarde fue Asilo y Cuartel. En los años setenta, y después de década en ruinas tras la Guerra civil, fue rehabilitado como Parador de Turismo.

IGLESIA DE SAN VICENTE

Ubicada en la Travesaña Alta, es una de las dos parroquias románicas de la ciudad. Dedicada a san Vicente, patrón de Sigüenza por haber sido el día de su onomástica, el 22 de enero, cuando se reconquistó la ciudad en 1124. Fundada la iglesia años después, se amplió a finales del siglo XII, alzándose entonces su portada de arquivoltas de medio punto, decoradas con motivos geométricos y vegetales, semejantes a los que adornan las portadas occidentales de la catedral, que descansan sobre columnas con capiteles foliáceos. Sobre la portada y desplazada de su eje se sitúa una imagen gótica de una Virgen entronizada.

En el interior su única nave, cubierta de madera, da paso a través de un arco triunfal apuntado al presbiterio de testero recto con bóveda de crucería. Lo preside en la actualidad un Cristo gótico del siglo XIII.

CASA DEL DONCEL

Ubicada en la Plazuela de su mismo nombre, llamada también de San Vicente, este antiguo palacio, residencia de los Vázquez de Arce, familia del Doncel, posee una fachada almenada, decorada con escudos heráldicos, en la que destaca el arco de medio punto de su entrada. En su interior, tras su restauración por la Universidad de Alcalá de Henares, quedan vestigios de sus primeras fases constructivas, espléndidos ejemplos de arcos de yeserías policromadas mudéjares y bellos artesonados. En sus salas, además de las aulas de la Universidad, se alberga una exposición permanente de cuadros de Fermín Santos y de su hijo Antonio Santos Viana; una exposición de la historia de uno de los talleres de alfombras seguntinos; el Centro de la Vihuela de Mano y la Guitarra Española de José Luis Romanillos y el Archivo Histórico Municipal.

IGLESIA DE SANTIAGO

Ubicada en la calle Mayor, es una de las dos parroquias románicas de Sigüenza. Su primitiva fábrica de mediados del XII, fue ampliada a finales de dicho siglo. Presenta una gran portada de arquivoltas de medio punto, semejante a las de la fachada occidental de la catedral y de la iglesia de San Vicente, y adornada como todas ellas con motivos geométricos y vegetales. En su tímpano muestra un medallón renacentista con el busto del apóstol Santiago; y sobre la portada el escudo del obispo D. Fadrique de Portugal, quien cedió la iglesia en el siglo XVI al convento anexo de Beatas de la Orden Tercera de San Francisco.

En el interior su amplísima nave tiene cubierta de madera sobre arcos diafragmas. A su presbiterio, de testero recto y cubierto de bóveda de crucería, se accede por un gran arco de triunfo apuntado. Tras los destrozos sufridos por los bombardeos de la Guerra civil, permaneció en ruinas hasta principios del siglo XXI cuando comenzó una rehabilitación integral que continua en la actualidad, impulsada por su Asociación de Amigos, con el fin de convertirla en Centro de Interpretación del Románico de la Provincia de Guadalajara. En las excavaciones llevadas a cabo en su nave han aparecido los restos de un torreón islámico anterior al siglo XII.

PLAZUELA DE LA CÁRCEL

Abierta en la Travesaña Alta en el siglo XV, y conocida en esa época como Plaza Nueva, en ella se celebraba el mercado franco semanal concedido a la ciudad por el Cardenal Mendoza. A principios del siglo XVI en su frente norte se alzó el Ayuntamiento seguntino, un edifico con arcadas abiertas a la plaza en el piso inferior y una gran sala en el segundo piso artesonada. En su fachada no solo lucen los escudos de los Reyes Católicos, del Cardenal López de Carvajal, obispo entonces de Sigüenza, y de la ciudad, sino también motivos decorativos mudéjares que nos hablan de los alarifes que construyeron el edificio. A mediados del siglo XVI se edificó anexa al edificio municipal la torre del archivo. Para entonces se había ampliado la plaza y construido en su frente occidental un gran edificio con soportales de medio punto para Cárcel de la ciudad.

PLAZA MAYOR

El Cardenal Pedro González de Mendoza, a finales del siglo XV, siendo obispo de Sigüenza, mandó abrir una plaza ante la puerta meridional de la catedral, tras derrocar parte de la muralla gótica de la ciudad. Una plaza soportalada en su fachada oriental, frente al antiguo edificio de la Tesorería, y que se cerraba por el norte con casas dotadas de galerías. Plaza donde se celebraría a partir de entonces el mercado semanal de la ciudad.

A principios del siglo XVI los soportales de madera del frente oriental fueron sustituidos por arcadas pétreas. Años después la plaza se amplió, tras el incendio de las casas de su fachada norte, construyéndose frente a la catedral un palacio renacentista para los deanes catedralicios. Un palacio, hoy ayuntamiento de la ciudad, cuya fachada a la plaza está compuesta por dos cuerpos superpuestos de arquerías de medio punto sobre columna de piedra y un tercero arquitrabado con soportes de madera.

En el siglo XVII en su frente occidental, junto a la Tesorería, se construyó la llamada Casa de Mirador, un edificio municipal cuajado de amplios balcones de forja desde los que disfrutar de la variedad de espectáculos que en la plaza se celebraban, entre los que destacan las corridas de toros.

PALACIO DE LUJÁN

MUSEO DIOCESANO DE ARTE SACRO

El obispo don Fernando de Luján, prelado seguntino entre 1449 y 1456, edificó su casa principal muy cerca de la catedral, sobre el cobertizo que permitía el acceso desde el templo a la calle del Hospital, corazón del arrabal norte seguntino protegido por murallas desde principios del siglo XIV. A lo largo de los siglos posteriores fue palacete nobiliario de la familia Gamboa como evidencia su decoración heráldica. Desde 1968 es la sede del Museo Diocesano de Arte Antiguo, y en él se expone una importante muestra del arte religioso de la Diócesis de los siglos XII al XX. Tras su restauración, el Museo ha sido también sede de importantes exposiciones. Fruto de las tres últimas, dedicadas a la catedral, la Fortis seguntina, se exponen en su patio y sala principal tres monumentales maquetas que muestran la evolución constructiva del templo.

HOSPITAL DE SAN MATEO

En la calle que hoy lleva su nombre, en 1445 el chantre de la catedral Mateo Sánchez fundó el hospital de San Mateo y lo puso bajo el patrocinio del Deán y Cabildo seguntino. Heredero del hospital de la Estrella fundado a fines del siglo XII. En el siglo XVI se le añadió la fundación del canónigo Pedro Almazán para acoger a niños expósitos. Varios obispos lo dotaron en los siglos siguiente. Era famoso por su botica fundada en 1664 por Mateo Sánchez Bravo, sobrino del obispo Andrés Bravo de Salamanca. En el siglo XIX habitaron en sus dependencias durante un tiempo las monjas Ursulinas y más tarde fue regentado por las Hijas de la Caridad. Sufrió graves destrozos en la Guerra civil y en la actualidad, una vez rehabilitado, es Residencia de la Tercera Edad.

NUESTRA SEÑORA DE LOS HUERTOS

Ubicada en la Alameda, en el solar de la antigua catedral visigoda, esta ermita seguntina dedicada a Santa María de los Huertos, hoy iglesia del convento de Clarisas que se construyó a su lado en 1940, fue fundada por el deán Clemente López de Frías, concluyéndose sus obras en 1512. Es un edificio tardo gótico, destacando en su exterior los contrafuertes que ritman sus muros, rematados por pináculos y diversas estatuas; y su portada renacentista, cobijada bajo amplio arco escarzano. En su tímpano semicircular una imagen de la Virgen sedente con niño y del deán fundador. En el interior su nave única se cubre con bóvedas góticas. Destaca su retablo pictórico presidido por la imagen escultórica de la Virgen de los Huertos y el monumento funerario renacentista del arcediano Francisco Villanuño, trasladado desde el antiguo convento de Santiago fundado por sus hermanas. En su amplio atrio hay restos arqueológicos musealizados de enterramientos medievales.

ERMITA DEL HUMILLADERO

Ubicada en el extremo occidental de la Alameda, fue construida para la Cofradía de la Vera Cruz entre 1568 y 1577 a extramuros de la muralla renacentista de la ciudad. Es un pequeño edificio de planta cuadrada, que destaca en su fachada por su doble entrada con arcos de medio punto flaqueada por sendas columnas jónicas estriadas sobre altos plintos. Su interior, en el que se abren nichos de medio punto donde se ubicaban los “pasos” de la Cofradía, sorprende por su bóveda gótica policromada, que refleja la costumbre constructiva seguntina del momento. Estuvo a punto de ser derribada en varias ocasiones, pero fue rehabilitada en los años setenta del siglo XX y en los últimos años ha sido Oficina de Turismo y sala de exposiciones.

EL PÓSITO DE LA HARINA

Antigua casa del Peso de la Harina, se construyó a finales del siglo XVI. En la que a partir de entonces se llamó calle del Peso, intramuros de la muralla gótica de la ciudad. Surgió para atender las necesidades de los agricultores y regular el mercado. En él se almacenaba el cereal antes de repartirlo a las panaderas que cocían el pan en los diversos hornos de la ciudad. En 2017 se celebró el Centenario de su conversión en teatro, actividad que se interrumpió a finales de los años veinte del pasado siglo. Tras una rehabilitación integral, en la actualidad es el Teatro Auditorio de la ciudad, centro principal de su actividad cultural.

PALACIO EPISCOPAL

A finales del siglo XV, en la margen izquierda del río Henares, frente a la ciudad de Sigüenza, el arcediano Juan López de Medina fundó la Universidad de San Antonio de Portacoeli, y junto a ella el convento de los monjes Jerónimos que la regentaban. Contó con el apoyo del Cardenal Mendoza, obispo de la ciudad y del futuro Cardenal Cisneros, su provisor, que años más tarde fundaría la Universidad de Alcalá. A mediados del siglo XVII el obispo Bartolomé Santos de Risoba abrió a extramuros de la puerta de Guadalajara, el acceso occidental de la muralla renacentista, una amplia calle y construyó en ella los nuevos edificios para la universidad (hoy palacio del Obispo) y el convento (durante décadas Seminario). Ambos de estilo barroco, organizados en torno a sendos patios, destacan por sus portadas monumentales, la universitaria con gran balcón sobre dobles columnas toscanas; y la conventual con decoración heráldica y epigráfica. Una iglesia igualmente barroca, anexa al convento, completa el frente meridional de la nueva calle monumental, que se completó en el XVIII cuando frente a la Universidad se construyó un Hospicio. La universidad seguntina fue suprimida en el siglo XIX, pero desde hace décadas diversos cursos de la Universidad de Alcalá se imparten en nuestra ciudad.

SEMINARIO CONCILIAR S. BARTOLOMÉ

A mediados del siglo XVII, en la calle Nueva del Ensanche seguntino, llamada después del Seminario, fundó el obispo Bartolomé Santos de Risoba el Seminario Conciliar de la Diócesis. Un siglo más tarde, el obispo Francisco Santos Bullón lo amplió con un majestuoso claustro y le dotó de una espectacular fachada en la que destaca su gran escudo episcopal. Ambos, patio y fachada, son ejemplos singulares del elegante barroco ilustrado seguntino. En el siglo XX, cuando se trasladó el Seminario al antiguo edificio de la Universidad, se convirtió en Casa Diocesana de Ejercicios regentada por monjas Doroteas. Desde hace unos años permanece cerrado a la espera de una nueva función que evite su ruina.

BARRIO DE SAN ROQUE

El barrio de San Roque se ubicó al norte de la ciudad, extramuros de las murallas de la catedral y del ensanche renacentista. Construido a finales del siglo XVIII, fue financiado por el obispo ilustrado Juan Díaz de la Guerra. Respondía a la necesidad de viviendas dignas para la gente más pudiente, pero su edificación redundaría en beneficio de los enfermos acogidos en el Hospital de San Mateo. Estaba formado por dos calles anchas y rectas que al cruzarse dan origen a una plaza rectangular, en las que se alzaron casonas de diseño uniforme, que destacan por sus amplios portales rematados por balcones corridos sobre ménsulas pétreas. Este barrio, diseñado por Juan Antonio Díez Ramos, es un ejemplo singular del urbanismo ilustrado. Se completó con un cuartel, un amplio parador y el Colegio para Infantes de coro, diseño del arquitecto italiano Bernasconi.

ERMITA DE SAN ROQUE

En los años treinta del siglo XVI los seguntinos edificaron una ermita dedicada a san Roque, uno de los santos anti peste más famosos, en agradecimiento de su intercesión a la hora de liberarse de una de las pestes más virulentas sufridas por la ciudad. Esta ermita, que estaba ubicada en terrenos de la actual Plazuela de las Cruces, desapareció cuando a finales del siglo XVIII se trazó el barrio ilustrado dedicado a san Roque. A principios del siglo XIX, durante el episcopado del obispo D. Inocencio Vejarano, se construyó una nueva ermita en el extremo de dicho barrio. Ermita fabricada en sillería de una sola nave con bóvedas y cúpula barrocas y austera fachada neoclásica, en la que destaca su portada de arco de medio punto rematada por sencillo frontón y una espadaña con campanil. Un atrio abierto enrejado antecede a esta ermita que se inauguró en octubre de 1805. Doscientos años más tarde se rehabilitó por la escuela taller de Sigüenza y se convirtió en una sala polivalente del Ayuntamiento seguntino donde se celebran conciertos y exposiciones. Además, es sede permanente de las obras premiadas en los Concursos de pintura Fermín Santos, el famoso Cronista artístico de la ciudad.

PALACIO DE INFANTES

En el barrio de San Roque, por deseo del obispo ilustrado Juan Díaz de la Guerra, junto a la puerta de la claustra catedralicia construyó el arquitecto italiano Bernasconi un gran palacio barroco para los Infantes del Coro de la catedral. Grandes ventanas enrejadas y balcones de forja adornan sus tres pisos. En el centro de esta monumental fachada una portada semicircular da acceso al interior del palacio organizado en torno a un gran patio, flanqueada por pilastras cajeadas toscanas, en cuyo friso se adornan sus metopas con figuras de niños desnudos portando instrumentos musicales. En el primer piso, dobles pilastras jónicas enmarcan su balcón sobre el que se halla una hornacina con la imagen de San Felipe Neri. Las pilastras son de orden compuesto en el tercer piso, rematado por un escudo del obispo promotor. En este edificio, una de los mejores ejemplos del barroco ilustrado seguntino, habitan desde 1961 los Padres Josefinos de Murialdo.

IGLESIA DE SAN FRANCISCO

URSULINAS

En el extremo oriental del paseo de la Alameda y culminando el barrio barroco de San Roque, se alza el antiguo convento de Carmelitas fundado en 1606 por el matrimonio de Antonio Salazar y Catalina Villel. Pasó más tarde a manos de los Franciscanos, cuyo escudo luce en la fachada de su iglesia. Un templo diseñado por el arquitecto Miguel Serrano, que se construyó de nueva planta en el siglo XVIII, como evidencia la decoración en rocalla que enmarca el escudo citado. En su fachada alveolada, ritmada horizontalmente por molduras mixtilíneas, luce una imagen de la Purísima Concepción en una ventana hornacina y en su remate un escudo de los Salazar. En su interior, su única nave está decorada por bóvedas de yesería y sobre el centro de su crucero se alza una esbelta cúpula. En la actualidad regentan el convento las monjas Ursulinas que hace dos años celebraron el Bicentenario de su presencia en nuestra ciudad. Junto a la iglesia se construyó una Ermita de la Venerable Orden Tercera. Tras su reciente restauración, contiene el Museo de los “Pasos” de Semana Santa de la Cofradía de la Vera Cruz y del Santo Sepulcro.

LA ALAMEDA

Erigida en 1804 bajo la prelacía del obispo Inocencio Vejarano, es la realización física del deseo ilustrado de dotar a los núcleos urbanos de paseos arbolados. Para ello el obispo mandó rodear el paseo de olmos existente, paralelo al nuevo barrio de San Roque, con una barbacana. Su acceso oriental se dignifica mediante arco monumental decorado con el escudo del prelado y con una inscripción en la que se recuerda que “dona la alameda para el solaz de los pobres y decoro de la ciudad”. Ante el arco se dispone una plazoleta delimitada con cuatro monumentales pirámides pétreas rematadas por sendas granadas en recuerdo de la ciudad natal del obispo. El otro acceso, frente a la ermita de Santa María de los Huertos, está compuesto por dos grandes pilonos, igualmente pétreos, dispuestos ante una fuente monumental diseñada por el arquitecto Juan Pedro Arnal. A lo largo de los siglos la alameda ha sido y es un lugar de encuentro de lugareños y visitantes, constituyendo un espacio de ocio y entretenimiento, en el que se construyeron diversos quioscos, uno de ellos para la Música.

IGLESIA DE SANTA MARÍA

Una de las últimas obras monumentales seguntinas promovidas por sus obispos fue la construcción de la iglesia de Santa María en el corazón del gran arrabal occidental de la ciudad. Fue allí donde Juan Díaz de la Guerra, el obispo ilustrado constructor del barrio de san Roque, decidió instalar una de las parroquias antiguas de la ciudad, Santiago, convertida en el XVI en iglesia del convento de Beatas de la Orden Tercera de San Francisco. La Guerra de la Independencia paralizó las obras de este templo neoclásico, diseñado por el arquitecto Miguel Inclán Valdés, en el que destaca su austera portada y su altísima torre ubicada en su cabecera. Obras que no concluyeron hasta 1834, tras reanudarse en 1822 en época del obispo Manuel Fraile. Destaca en el interior su cúpula ante el presbiterio, presidido por un retablo dedicado a la Asunción de la Virgen.

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