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La Sacristía de las Cabezas

Un espacio puntual y grandioso, como un joyel de madera y piedra, con expresión clásica y piedad amontonada. La Sacristía de las Cabezas en la catedral seguntina.

Joya del Renacimiento en la catedral de Sigüenza es su “Sacristía de las Cabezas”. Abierta a la girola, y ocupando un nuevo espacio junto a la cabecera del templo.

Pedro de Buega hizo la puerta, Martín Vandoma la talló, el espacio lo diseñó Alonso de Covarrubias, y un aire entre humanista y sacro impregna en conjunto, que es todo arte y solemnidad. Su interior es luminoso y grande, una maravilla de la arquitectura, que es el arte encargado de crear espacios.

De planta rectangular, en sus lados mayores se abren amplias hornacinas, en las cuales se alberga la cajonería con talla profusa, magnífica, plena de figuras y simbolismo. En las enjutas de los arcos aparecen enormes medallones representando bustos de profetas y sibilas, de reyes y reinas, de santos católicos y edades del hombre. Entre ellos, pilastras adosadas rematadas de bellísimos capiteles. Sobre la corrida cornisa, que está cuajada de pequeñas figuras de angelillos en actitudes de lo más variado, se inicia la gran bóveda, que es de un gran sentido clásico, de medio cañón, fragmentada en cuatro partes, en las cuales aparecen varios centenares de casetones circulares, equilibradamente alineados, ocupados por rosáceas y cabezas humanas, estas últimas todas diferentes, provistas de una expresividad increíble, debidas a un

verdadero genio del arte, Alonso de Covarrubias, aunque la talla se debe a Martín de Vandoma, quien en esta pieza se consagró como un consumado artista. Muchas de estas cabezas (hay 304 en total) son retratos de personajes de la época, incluyendo al Papa, al Emperador Carlos, a la mujer de éste la emperatriz Isabel, a diversos canónigos, cardenales, oficiales del templo, etc.

En uno de sus arcos se abre la capilla del Espíritu Santo o de las Reliquias, guardada por la más bella reja de la catedral, obra del conquense Hernando de Arenas, labrada a expensas del obispo Fernando Niño de Guevara, cuyo escudo aparece grabado en ella.

Antonio Herrera Casado
Cronista Provincial de Guadalajara

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