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Las campanas de la catedral de Sigüenza

Otro elemento, denso de cobres, pleno de ritmos, de inmaterial valor y lanza de valores son las campanas de la catedral, que suenan con su vieja llamada sobre el burgo.

Solo para quien mira a lo alto, o se para a escuchar de lejos. Solo para quienes tienen un minuto, o dos, en la vida, para entretenerse en algo inútil y hermoso como es escuchar una campana. Para esos Sigüenza les tiene reservada una sorpresa.

Mejor dicho, quince sorpresas. Porque en lo alto de las dos torres que escoltan su fachada, están los campanarios repletos de órganos cantores, sonoros y vivos. 

De esas dos torres, la más oriental es a la que llaman la torre de las campanas. Obra medieval, acabóse de hacer en el siglo XIV y luce en lo alto con sus almenas, como si fuera un castillo.

La torre más occidental, la de la izquierda según miramos el edificio, es a la que llaman la torre de don Fadrique, porque se acabó en su episcopado, a comienzos del siglo XVI. Algo más alta que la anterior, se unen entre sí por un pasadizo exterior protegido de balaustrada.

En la torre de las campanas hay 15 artilugios sonoros, dispuestos en dos niveles: 12 abajo, para los sonidos litúrgicos, y 3 arriba, para las señalas horarias. Las quince campanas tienen, como seres vivos que son, nombre propio. Van aquí, para que quede su memoria cuando se mire a lo alto de las torres sepamos que allí prosiguen su rutina y mastican su historia fría estas presencias: Campanillo de San Cristóbal, Campanillo de coro, o Pascualín, Campanillo del Beato Julián de San Agustín de Medinaceli, Campanillo de las flores, Campana de San Pascual, Campana del Hospital, Campana de la Oración, Esquilón de las ocho, Campana de las Ánimas, Campana Dorada, de Santa Librada, Campana Grande, Campana de aviso a los Campaneros desde el Coro, el Campanillo de los cuartos menores y el de los cuartos mayores, y la Campana del reloj.

En la torre de don Fadrique se colocó, en el año 2000, por Jubileo, una nueva campana, la Jubilar, de 2.845 kilos de peso.

Antonio Herrera Casado

Cronista Provincial de Guadalajara

Letras Vivas